Los comentarios negativos sobre nosotra/os misma/os se han convertido en la norma más que en la excepción, y no es extraño escuchar expresiones tales como “tendría que bajar unos pocos kilos” o “¡Qué bien te sientan esos kilos de menos!”. Las presiones actuales con respecto a como deberíamos ser físicamente se ven reforzadas por un ideal inalcanzable perpetuado por los medios de comunicación, las redes sociales y la cultura actual. Todo ello ensalza un ideal inalcanzable el cual genera un enorme malestar, desencadenando en una insatisfacción que muchas veces vemos reflejada en frases como “no me gusta mi cuerpo”. ¿Quién no lo ha escuchado alguna vez en su vida? O mejor dicho… ¿quién no ha llegado nunca a tener dicho pensamiento? Y es que la sociedad nos enseña a cómo odiar nuestro cuerpo, pero no nos enseñan a quererlo. Hoy toca poner un punto y final a ese odio injustificado y empezar la rebelión del amor propio… quédate un poco y descubramos juntas unas pautas para conseguirlo.
¿Por qué no me gusta mi cuerpo?
Tal y como hemos avanzado, la sociedad occidental actual ensalza un ideal inalcanzable basado en la delgadez, pero no una delgadez normativa, si no una delgadez de revista, o metiéndonos un poco más en el tema, una delgadez maquillada y preparada fruto de los contenidos a través de los cuales nos impregnamos por redes sociales. Las redes sociales y los «influencers” que las habitan nos muestran una visión sesgada acerca de su apariencia personal a través de numerosos filtros o “trucos” visuales que intentan perpetuar una imagen poco real acerca de como se debería ver el cuerpo femenino (también ocurre con el cuerpo masculino, pero en este artículo nos centraremos en las mujeres ya que la gran mayoría de mujeres que experimentan insatisfacción con respecto a su imagen corporal son mujeres, en siguientes artículos nos centraremos en el de los hombres).
Uno de los principales problemas acerca de la sobreexposición a este tipo de contenidos es que se ha normalizado tanto que se ha convertido en lo normativo en las sociedades actuales. Ese ensalzamiento de la delgadez genera en muchas personas una insatisfacción corporal marcada en aquellas que han internalizado esos contenidos, y es que hasta hace relativamente poco las estrías se veían como un defecto… Era impensable tener celulitis o un abdomen que no fuera plano. Lo óptimo sería que las piernas no se tocaran entre sí, y tendrías que ser capaz de rodearte el cuerpo con el brazo, si no, tu cuerpo era inaceptable según los estándares del momento, estos mensajes están muy presentes aún hoy en día. Sin embargo, lo normativo es que el cuerpo humano cambie con nosotras. Este crece y se modifica: lo natural es ser diferente en un mundo que busca que seamos iguales. La pregunta clave es, ¿por qué? ¿por qué tenemos que ser iguales?. O mejor dicho ¿por qué tenemos que estar insatisfechos/as con nuestro cuerpo en base a la búsqueda de la perfección?
Un pequeño spoiler: la perfección no existe, y la búsqueda de la misma es andar el camino directo hacia el malestar emocional.
Ahora mismo os estaréis preguntando, entonces ¿de dónde nace ese malestar?
Existen dos posibles respuestas para el mismo:
Por un lado, quiero centrarme en la palabra clave “ideal”. Según la Real Academia Española (RAE), “ideal” es un adjetivo que hace referencia a algo “que se ajusta muy estrechamente a un modelo o prototipo de perfección”, es decir, algo que es muy difícil de alcanzar. El aspirar a conseguirlo acaba convirtiéndose en un proceso de frustración y de sentimientos negativos hacia uno/a mismo/a debido a la impotencia percibida al no poder obtener los resultados esperados. Contrario a la creencia popular, el/la que quiere muchas veces no puede, porque existen otros factores que median la relación entre las propias expectativas y los objetivos que nos proponemos. Esto puede llevar a que las personas que se ven presionadas externamente por alcanzar dichas expectativas inalcanzables recurran a métodos poco saludables para ser aceptados y aceptarse, pudiendo llegar a desencadenar en casos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en respuesta a estas demandas exageradas de la sociedad. Si os interesa este tema, «hasta los huesos» es una película que ayuda a la concienciación de esta problemática, hay un artículo en la web sobre ella.
Otro factor implicado, se basa en el proceso de comparación social. Numerosos estudios han demostrado que el papel negativo de las redes sociales se encuentran asociado a un proceso de comparación social entre los espectadores del contenido (nosotros/as) y los creadores del mismo. ¿Qué quiero decir con esto? Es mucho más fácil sentirse mal con uno/a mismo/a cuando nos comparamos físicamente con alguien al que percibimos como igual (un influencer, por ejemplo), porque si esa persona es de una determinada manera, ¿por qué nosotros no podemos serlo?. Ahí tenemos el quid de la cuestión: si unes el proceso de comparación social por el cual la visión (irreal) del físico de otra persona te genera malestar junto con la imposibilidad de alcanzar dicho ideal, el resultado es un proceso de insatisfacción corporal, una imagen personal negativa y sobre todo sentimientos negativos con respecto a uno/a mismo/a. Todo en base a una imagen, un comentario desafortunado de un amigo/a (“te vendría bien perder un poco de peso”) o el continuo bombardeo cultural sobre como deberías verte siendo mujer.
Cabe recalcar que en este artículo me voy a centrar más en la figura de la mujer ya que existe un proceso de socialización de género que promueve que las mujeres tiendan a prestar más atención a su imagen corporal, reforzado externamente por la cultura, provocando que dicho grupo sea más vulnerable a diversas problemáticas relacionadas con la imagen y la satisfacción corporal. Esto no quiere decir que los hombres no puedan padecer problemas a nivel de satisfacción corporal y que no existan presiones externas en lo relativo a un “ideal masculino”. Sin embargo, las exigencias son diferentes, y la prevalencia de problemas asociados a la imagen corporal son mayores en mujeres, por ello el artículo está más enfocado a las presiones femeninas, a pesar de que las diferentes orientaciones que vamos a comentar posteriormente pueden servir de apoyo a toda persona que refiera la presencia de sentimientos negativos con respecto a uno/a mismo/a.
¿Qué hacer si no me gusta mi cuerpo?
Está claro que como todo proceso de aprendizaje, al principio cuesta un poco de esfuerzo, trabajo y constancia el incluir en tu repertorio conductual nuevos aprendizajes. Sin embargo, la buena noticia es que aprender es posible. Es más, dicha problemática es una de las demandas más comunes que se trabajan en terapia, por lo que tal como se suele decir “todo es empezar”. Aquí te presento los primeros pasos del recorrido:
- Consumo consciente de redes sociales: Tal cómo has visto, en la mayoría de los casos el foco del malestar que sentimos se debe a un proceso de comparación social. Si bien dicho proceso puede ocurrir en vivo y en directo (mientras vamos paseando por la calle, en un bar o en cualquier otro escenario), las redes sociales han facilitado que tenga lugar porque ocupan una gran cantidad de tiempo en nuestras vidas, ya sea vía Instagram, Twitter, Tiktok, etc. Es importante que tomes conciencia del contenido al que expones a tu cerebro y cortes de raíz aquellas cuentas que promuevan conductas poco saludables (variedades de dietas, sustitutivos de comida, ejercicio excesivo, suplementos alimentarios…), que se centren de manera focal en el aspecto físico o aquellas que incrementen tu malestar. Por lo tanto, a lo que me refiero cuando hablo de consumo consciente es a prestar atención a aquello a lo que te expones mientras navegas por redes sociales con la finalidad de que tu tiempo en redes sociales destaque por su calidad. Por ejemplo, si ves una cuenta que habla sobre los beneficios de las dietas keto o que promueven el consumo de ciertos alimentos sustitutivos con la promesa de “adelgazar”, una de las opciones que podrías realizar es la de bloquear dicho contenido o incluso dejar de seguir dicha cuenta. El objetivo es que tú mismo/a seas el filtro que decide cuál es el contenido apropiado o no teniendo en cuenta todo lo hablado durante el artículo: no todo lo que se muestra por redes sociales es veraz (la mayoría de las fotos han sido modificadas o muy bien preparadas para acentuar o minimizar ciertos rasgos y/o cualidades), y mucho menos una representación realista de la mayoría de la población femenina.
- Cuida tu diálogo: Como hemos adelantado las palabras tienen un potencial increíble para influir en nuestro estado de ánimo. Suficiente mensaje negativo tenemos ya a nuestro alrededor como para unirnos nosotros/as a la tarea. No necesitamos golpeteos contantes por las dos bandas, así que te propongo que cuides la manera en la que hablas de ti mismo/a, que seas más flexible y compasivo/a en tu discurso. En vez de decir “soy horrible”, cambiémoslo por “hoy puede que no esté muy contento/a con como me veo, y eso está bien, porque mi apariencia no determina mi valor como persona”. El impacto emocional es distinto, y sus efectos en nuestro bienestar también.
- “No soy solo un cuerpo”: La mayor parte de los problemas surgen cuando el cuerpo se convierte en el foco de tu vida. Tanto es así que tu valía se limita a como te ves: si tu pelo no te ha quedado de la manera que te gusta directamente no vales nada. Si tu tripa está un poco más hinchada de lo normal, eres horrible. Si los pantalones han dejado de caberte, ya no te mereces ni disfrutar del día. El cuerpo es solo una parte de ti, y existen numerosas cualidades que estás pasando desapercibidas, como lo bueno/a que eres escribiendo, tu paciencia férrea o tu tenacidad a la hora de acabar una tarea que has comenzado. En vez de centrarte tanto en aquello que te disgusta a nivel corporal, invierte tu tiempo en buscar aquellas cualidades que valoras… viéndolo desde otra perspectiva… si le preguntaras a tus amigos/as que es lo que les gusta de ti ¿qué te responderían?. Además, conviene recordar que tu cuerpo no se limita únicamente a proyectar una imagen al exterior, si no que además es el que te permite que seas tu mismo/a en el entorno. ¿Qué quiero decir con esto? Que gracias a el puedes salir con tus amigos, puedes seguir una rutina, puedes ir a correr, a dar una vuelta, abrazar a tus seres queridos… si amplias tu visión acerca de todo aquello que tu cuerpo puede hacer y te ha permitido hacer…¿a qué es más fácil empezar a valorarlo un poquito más? Este es el objetivo.
- Pide ayuda: Los sentimientos negativos con respecto a uno/a mismo/a pueden ser muy difíciles de manejar, desencadenando problemáticas más graves tanto a nivel de alimentación como de estima personal. Si te sientes abrumado/a y necesitas un apoyo para el manejo de dichas conductas, valora la posibilidad de contactar con un profesional de la salud mental que te guíe a la hora de modificar ciertas comportamientos y creencias negativas entorno a la imagen corporal. En Tu Espacio De Terapia podemos ayudarte, te dejo aquí el contacto.
Como habéis visto, no hay una receta mágica que haga que te levantes al día siguiente amándote a ti mismo/a (eso no quiere decir que te guste todo de ti, porque evidentemente eso no es realista, el objetivo es que te aceptes y te respetes). Es un proceso que requiere trabajo y esfuerzo, y más teniendo en cuenta que muchas veces el entorno no lo facilita, pero ante contextos adversos no hay nada más poderoso que el empeño, la constancia y el trabajo duro en vistas a conseguir los cambios que deseamos. Espero que hayas disfrutado con este artículo.
Recuerda que este artículo es meramente divulgativo, no equivale a terapia psicológica, si necesitas una ayuda más especializada o tienes alguna duda, pregúntame, me encantará atenderte, aquí nos puedes escribir.
Un abrazo gigante, y ¡nos vemos en el próximo!
Everyone is comparing lives on social media and wants the perfect body, perfect image, perfect outfit, perfect life – we’re striving for this perfection, and it’s so unhealthy because there’s no such thing as perfection.( Traducción: Todo el mundo está comparando sus vidas en las redes sociales y todos quieres un cuerpo perfecto, una imagen perfecta, un conjunto perfecto, una vida perfecta- nos esforzamos por obtener esta perfección y no es nada saludables ya que no existe esa perfección).
Emily Atack
Irina Garay