Ya llevas muchos días entre cuatro paredes y la nueva normalidad se asemeja más a una película de ciencia ficción que a la realidad. Sales lo justo y necesario pero cuando pisas la calle, el corazón se te acelera y sientes como tu respiración aumenta su cadencia. ¿Qué te está pasando? Tu organismo se siente amenazado, dejando a la luz el síndrome de la cabaña. ¿No sabes qué es? En este artículo te explico qué es, los signos, porqué te ocurre y qué hacer para gestionarlo.
¿Qué es el síndrome de la cabaña?
Antes que nada, no se trata de un trastorno psicológico, es una consecuencia al hecho de pasar tanto tiempo confinados en casa. Te has adaptado a vivir en un lugar reducido y ahora que puedes salir el miedo llama a tu puerta.
Se produce un cuadro ansioso depresivo tras un época de encierro (ocurre también en procesos de enfermedad en el hospital o en casa, en la cárcel, secuestros). La persona se da cuenta de lo que siente cuando afronta la salida al exterior. No obstante, que no cunda el pánico, al igual que te has adaptado para pasar tantas horas en tu casa, puedes readaptarte para salir a la nueva rutina.
¿Cuáles son los signos?
- Inquietud
- Disminución de la motivación
- Irritabilidad
- Desesperanza
- Dificultad de concentración
- Problemas de sueño
- Impaciencia
- Tristeza persistente
- Cansancio
- Pensamientos muy negativos y catastrofistas
- Evitación de salir
- Experimentar tranquilidad y confort en casa
- Experimentar ansiedad cuando sales
¿Por qué te ocurre el síndrome de la cabaña?
Es una reacción normal de tu organismo, no obstante, al no detectarlo a tiempo te puede llevar a desencadenar futuros problemas cuando vuelvas a la rutina. Recuerda que no te pasa nada raro, todo el mundo esta en tu misma situación de encierro (aunque cada persona tenga sus propias circunstancias personales). Si no puedes con esta situación, es normal. Acude a un profesional de la salud mental para que pueda guiarte en este proceso, estamos aquí para acompañarte.
¿Qué hacer si me siento así?
Planifica salidas graduales: Siempre y cuando respetes las medidas de seguridad establecidas por el gobierno, salir y respirar aire fresco es muy beneficioso para tu estado de ánimo. Regúlate poco a poco el tiempo que quieras salir fuera, no hay prisa. Si aún no puedes salir o no te ves preparado, no me he olvidado de ti. Te propongo que abras las ventanas y si tienes un balcón, sal y respira, escucha los pajaritos, decora tu balcón con flores… permite que entre la naturaleza en tu casa.
Escúchate: Atiende a tus necesidades, habrán días en los que NO quieras salir porque no te apetece y otros que lo necesites, escúchate, no te dejes llevar por los demás. Tu eres el que mejor te conoce, hazte más caso.
Refuérzate: Cada paso que das hacía un mejor conocimiento sobre ti mismo es un gran avance, decirte «qué bien has hecho «X» hoy», «qué orgullosa/o estoy de mi»… sienta genial decirse esto, no olvides quererte y mimarte. Y, por supuesto, perdónate cuando algo no sale como esperabas.
Dale las gracias a tu cuerpo por avisarte de los peligros que pueden acecharte y distánciate cuando notes que se transforma en un miedo excesivo que te paralice. El síndrome de la cabaña no es tu enemigo, es una señal de alarma. Sumérgete en un proceso de autoconocimiento maravilloso y enriquecedor, ahora que tienes tiempo, aprovecha para saborear cada paso que das.
Pronto nos volveremos a abrazar.
La victoria más grande e importante es conquistarse a uno mismo, Platón.
Andrea Martínez Pellicer
Agradecimientos a Edward Hopper por manifestar nuestros días con sus maravillosos cuadros. La ventana es una nueva puerta hacia un mundo diferente, una realidad nueva.